jueves, 22 de diciembre de 2022

A Prayer for Owen Meany

A Prayer for Owen Meany, del norteamericano John Irving, es la memoria de la niñez y del crecer durante la era de los hippies y la Guerra de Vietnam en Estados Unidos, y de la amistad entre este Owen y el que escribe. En los párrafos que traducimos se habla de las características físicas de Owen, de las repercusiones de la guerra y de la madre del protagonista. ¿Vale la pena? Claro que sí, vale la pena leerla y aprender un poco más de una sociedad cambiante y revolucionada.

 

"... era como si hubiera nacido sin huesos reales. Owen era tan pequeño. Amábamos levantarlo. En realidad, no podíamos resistir levantarlo. Pensábamos que era un milagro lo poco que pesaba... "

 

Introducción

A Prayer for Owen Meany es una novela de John Irving, que narra la vida de John Wheelwright durante los 50s y 60s. Se mencionan los hechos políticos (la guerra de Vietnam, los hippies, por ejemplo) de la época. Owen Meany es objeto de burla, por su baja estatura y su voz, pero es extremadamente inteligente. Es capaz de descubrir el nombre del padre de John, que la madre conservaba en secreto, y logra que su amigo escape al servicio militar.

John Irving

Temas

La novela trata sobre temas espirituales como la importancia de la fe, también sobre la justicia social y el concepto del destino.

Se critica a las organizaciones religiosas y su hipocresía.

Se cuenta la historia de John y Owen, de niños, de sus vidas de adultos.

Owen había predicho la forma de su muerte.

Owen cree que todo tiene un propósito, aunque John lo duda.

John ocasionalmente critica la Guerra de Vietnam o el Affair Irán-Contras.

ARVN and US Special Forces, September 1968
El ARVN y fuerzas especiales norteamericanas

Párrafos

… era como si Owen Meany hubiera nacido sin huesos reales. Owen era tan pequeño. Amábamos levantarlo. En realidad, no podíamos resistir levantarlo. Pensábamos que era un milagro lo poco que pesaba. Esto también era contradictorio porque Owen venía de una familia del negocio del granito…

 

… Al año siguiente, cuando Ronald Reagan describió las protestas de Vietnam como “ayuda para el enemigo” aún había medio millón de norteamericanos en Vietnam. Yo nunca fui uno de ellos. Más de treinta mil canadienses también sirvieron en Vietnam. Y casi la misma cantidad de norteamericanos que vinieron a Canadá durante la guerra de Vietnam. Yo fui uno de ellos. Uno de los que se quedó.

Para marzo, cuando el teniente William Galley fue convicto de asesinato premeditado yo ya era inmigrante. Ya había aplicado para la ciudadanía canadiense. Fue en navidad cuando el presidente Nixon bombardeó Hanói. Ese fue un ataque de once días, empleando más de cuarenta mil toneladas de explosivos.

Como dijo Owen: Hanói podía manejarlo.

¡Qué fue lo que no dijo que estuviera bien! recuerda lo que dijo de Abbie Hoffman, por ejemplo. ¿Recuerdan a Abbie Hoffman? El tipo que trató de levitar el Pentágono de sus cimientos. Era un payaso. Fue el que creó el Youth International Party, de Yippies. Era muy activo en las protestas en contra de la guerra, mientras que a la vez concebía una revolución significativa.

Hoffman (center) visiting the University of Oklahoma to protest the Vietnam War
Hoffman en la universidad de Oklahoma

— ¿A quién piensa este idiota que está ayudando? —dijo Owen. Fue Owen Meany quién me mantuvo fuera de Vietnam, un truco que solo Owen podría haber manejado.

—Piénsalo como mi pequeño regalo para ti —. Así fue como lo puso.

Dios sabe que Owen me dio más de lo que jamás tomó, aun considerando que tomó a mi madre…

 

… En su habitación en Front Street mamá tenía un maniquí. Cerca de su cama, como un sirviente a punto de despertarla, como un guardia que la vigilaba mientras ella dormía como una amante a punto de entregarse a su amado.

Mamá era buena cosiendo, en otra vida debe haber sido costurera. Su gusto era simple y ella hacía su propia ropa. Su máquina de coser, que también tenía en el cuarto, no la antigüedad que nosotros, chicos, abusábamos en el ático. La máquina de mamá era moderna y tenía mucho uso.

Todos esos años antes de casarse con Dan Needham, mamá nunca tuvo un trabajo real o siguió más educación. Y aunque nunca le faltó dinero porque la abuela era generosa con ella, era inteligente manteniendo sus expensas mínimas.

Traía las prendas más lindas de Boston, pero nunca las compraba. Vestía el maniquí y las copiaba. Luego retornaba los originales a las tiendas. Siempre les decía lo mismo y nunca se enojaban con ella. Más bien sentían lastima por ella y recibían las prendas sin protestar.

—A mi marido no le gusta —les decía.

Se reía acerca de ello.

— ¡Deben pensar que estoy casada con un tirano! No le gusta nada.

Mi abuela, consciente de que mamá no estaba casada, se reía incómoda, pero parecía algo tan inocente, que estoy seguro que Harriet Wheelwright no se oponía a que su hija tuviera un poco de diversión.

Y mamá hacía ropas hermosas: simple, como he descripto, la mayoría de ellas en blanco y negro; pero hechas del mejor material. Y le quedaban perfectas. Los vestidos y blusas y polleras que traía a casa eran de colores diversos pero mamá los imitaba a la perfección en blanco y negro.

Como en muchas cosas mamá podía ser extremadamente experta sin ser original.

Mamá odiaba la obscuridad. Nunca había suficiente luz para ella. Veía al maniquí como una especie de cómplice de mamá en su guerra contra la noche. Cerraba las cortinas solo cuando se estaba desvistiendo para ir a la cama, cuando tenía su camisón y su bata abría las cortinas. Cuando apagaba la lámpara la luz que quedaba en la noche invadía su cuarto y siempre había algo de luz… (p.563, A prayer for Owen Meany, John Irving)

 

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 Fuentes

A Prayer for Owen Meany, From Wikipedia

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