lunes, 19 de diciembre de 2022

The Talented Miss Highsmith

The Secret Life and Serious Art of Patricia Highsmith

En este libro, The Talented Miss Highsmith, conocemos un poco más sobre la vida de Patricia Highsmith, su residencia en Yaddo, su conocimiento de la escritora Flannery O´Connor, sus borracheras, y su rechazo a los hombres.

Más abajo, imperdible, una foto de Flannery O´Connor junto a Arthur Koestler en 1947.

 

Párrafos

Pat esta en Yaddo elogiando en una carta a Kingsley: Yaddo es todo eso que has escuchado y más. La soledad construye grandes cargas de sociabilidad… por lo que cuando nos embarcamos en una juerga nos excedemos y sufrimos 48 horas de resaca. El trabajo parece estar yendo bien. He pensado en ti casi todos los días porque he usado todas tus sugerencias para el argumento.

The Mansion at Yaddo (ca. 1905)
Yaddo, 1905

Pero Pat estaba menos emocionada con sus compañeros de colonia: “Un grupo de aburridos, sin grandes nombres, aunque Marc Brandel es un hombre interesante… Chester Himes trató de besarme en mi habitación. ¿Ya lo mencioné? No importa. Leo la biblia todos los días.”

De los otros once colonos que estaban en Yaddo, mientras Pat estuvo allí, cuatro eran hombres, que la irritaban por pedirle cigarrillos y plata y olvidar devolverlos. Marc Brandel, un hombre alto de cabellos rojos y radiante inteligencia, era uno de ellos; pero él al menos balanceaba esto con pedidos de matrimonio cuatro veces en seis semanas.

Debido a que Pat metía a su amante, Jeanne, en Yaddo ella no se molestaba demasiado por las mujeres del lugar.

Cuando Pat llegó al lugar en Saratoga Springs la corporación había estado en funcionamiento por veintidós años. Había sido fundada por Katrina y Spencer Trask en 1.900; filántropos millonarios, inclinados hacia el arte, compraron lo que sería Yaddo para residencia de verano…

Pat, que había vivido en casa todo el tiempo que había estudiado en Barnard College, no gustaba de la vida en los dormitorios. Cuando llegó a Yaddo se dedicó a transformar el dormitorio de Elizabeth Ames en el dormitorio de su amante. Otros colonos también se rebelarían en contra de ella. La peor rebelión sucedió en 1949 cuando el poeta Robert Lowell trató de hacerla echar por comunista.

Por lo que Pat mientras hacía su trabajo en la colonia, y lo hacía de forma religiosa, también violaba sistemáticamente sus reglas. En un grupo de grandes bebedores Pat se destacaba. Se dirigió con un grupo de colonos a Saratoga Springs y bebió tantos Martinis y Manhattans como pudo, añadiéndole una medida de vino, con lo que casi se desmayó en el restaurant. Se las arregló para beber con Marc Brandel debajo de la mesa: “Pronto sucumbió Marc Brandel con su rojo pelo a su roja sopa”.

Su forma de beber fue lo que llamó la atención de Elizabeth Ames y provocó que fuera rechazada en la colonia la siguiente temporada.

En un mes de residencia Pat estaba mezclando Jehová con Baco, o tal vez solo mezclando sus Martinis con su lectura de la biblia en la mañana.

“Estoy borracha casi todas las mañanas en Yaddo. Soy la diosa borracha, el material borracho, el arte borracho y algo que va a trascender al Dios borracho.”

Pat bebía en Yaddo para manejar la creatividad que la atravesaba con un poder que a ella le parecía aterrorizante. Pat siempre tuvo razones para beber en exceso pero esto era biológicamente razonable. El alcohol era un depresivo, y en el saludable campo, le dejaba todo el día para trabajar. Pat estaba electrificada con golpes de energía que ella no sabía cómo manejar. Estaba produciendo como loca.

A comienzos de junio la escritora de veinticuatro años Flannery O´Connor llegó para unirse a los otros colonos en Yaddo. Pat la identificó como “la escritora que le gustaba a Capote”…

O'Connor with Arthur Koestler (left) and Robie Macauley on a visit to the Amana Colonies in 1947
Flannery con Koestler (a la izquierda), 1947

Cuarenta años después Pat le contó a un amigo, que gustaba del trabajo de Flannery O´Connor, una historia de su paso por Yaddo con la profundamente religiosa O´Connor. Casi todas las noches ella y Chester Himes y otros colonos salían y se emborrachaban hasta quedar beodos. Flannery O´Connor nunca salía con ellos. Una noche salieron de parranda y de nuevo Flannery se negó a salir, por lo que la dejaron en el porche. Hubo una tremenda tormenta y cuando regresaron Flannery estaba en el mismo lugar, de rodillas. Pat le preguntó qué estaba haciendo y ella respondió: “Allí. ¿No lo ves?” Apuntaba a una marca en la madera del porche. “La cara de Jesús.”

—Eso pasó, dijo Pat —. Y desde entonces no me gustó esa mujer.

Pat bebía mucho y leía la biblia casi todos los días. Un régimen satisfactorio que siguió casi toda su vida. En su segundo día en Yaddo, cuando bebió todos los Martinis y Manhatans, Pat vio un artículo en Harper´s Bazaar que hablaba de la investigación de Albert Einstein sobre la energía electromagnética. Agregó algunos sustantivos: electrones, materia y energía, sobre como escribiría sobre Guy y Bruno en Strangers on a Train.

Dios continuaba apareciendo en sus poemas, que dedicaba a mujeres, mientras la influencia de la biblia era evidente en las notas que escribía.

¡Qué hermosas las palabras de Juan y Pedro, ignorantes y pobres, cuando fueron apresados por predicar a Cristo! Todos los pecados vienen por que los hombres se olvidan que Dios es el centro del universo.

Culpa era una palabra que siempre llamaba la atención de Pat y la del colorado Marc Brandel. Dos años mayor que Pat, el ex estudiante de Cambridge ya era conocido por su novela de 1945: Rain Before Seven. El nombre de Marc era Marcus Beresford.

Pat había pasado tres ilícitos días con su amante Jeanne y sentía la persistente necesidad de ser perdonada. Pero las ofertas de matrimonio de Marc Brandel la inclinaban hacia otras cuestiones.

—La cara de un hombre no me atrae. No es hermosa para mí. Aunque puedo trabajar con ellos la cuestión es si los hombres en sí no son insoportablemente aburridos… (pag. 257, The Talented Miss Highsmith: the Secret Life and Serious Art of Patricia Highsmith, Joan Schenkar)

 

Su sexualidad

Patricia Highsmith era lesbiana, porque gustaba de las mujeres, lo cual no tiene nada de malo, aunque esto ocasionaba que no se sintiera cómoda.

“La cara del hombre no me atrae, no es hermosa para mí.”

Le contó a la escritora Marijane Meaker que:

“He tratado de gustar de los hombres. Me gustan más que las mujeres, pero no en la cama.”

En una carta a su padrastro Highsmith describió sus encuentros sexuales con hombres como:

“… ser violada, dándome la sensación de tener que mover los intestinos. Si estas palabras no son agradables te puedo asegurar que es un poco peor en la cama.”

Highsmith tuvo un affair con la artista Allela Cornell quién, viéndose abandonada, cometió suicidio.

En 1948 Highsmith se hizo psicoanalizar en un esfuerzo para “regularizarse sexualmente” y casarse con Brandel.

Después de finalizar con Marc Brandel, tuvo un romance con la psicoanalista Kathryn Hamill Cohen.

En la creencia de que el sinceramiento de Brandel sobre su sexualidad, más la publicación de The Price of Salt, resultarían en perjuicio para ella, Highsmith tuvo un fracasado romance con Arthur Koestler, para esconder su homosexualidad.

Más adelante tendría romances con la socióloga Ellen Blumenthal Hill, el fotógrafo Rolf Tietgens, y la autora Marijane Meaker.

 

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