En Scum of the Earth, el autor Arthur Koestler recuerda su vida en Francia durante 1939 y 1940, el caos que prevalecía y el colapso del país, su prisión y el escape a Inglaterra.
Investigamos el término scum y the scum of the earth, y encontramos información sobre la
vida de Koestler, la historia de la
publicación de Scum of the Earth, y
ponemos algunos párrafos de estas memorias.
Background
A comienzo de la guerra Koestler estaba viviendo en el sur de Francia. Después de retornar a París fue hecho prisionero por los franceses como extranjero indeseado, aunque había sido anti-fascista.
Koestler
llegó a Inglaterra en diciembre de 1940
sin una visa de entrada. También fue a parar a prisión. Mientras estaba allí su
novela, Darkness
at Noon, se publicó en Inglaterra.Demonstración en París contra el fascismo, 1934
Al ser liberado en 1941 Koestler se alistó en el ejército británico. Escribió Scum of the Earth mientras esperaba su asignación para el combate.
Koestler,
junto con otros libre pensadores, comunistas
y socialistas en exilio, en aquel entonces en París, fueron objeto de persecución
del régimen francés de la derecha aun antes de la victoria nazi. Cientos de escritores de izquierda fueron
arrestados, algunos lograron escapar pero algunos fueron atrapados, cometieron
suicidio o fueron deportados a Alemania,
donde fueron asesinados.
Su escape de la ocupada Francia a la seguridad de Inglaterra
sirve como background para Scum of the
Earth, donde reflexiona sobre la guerra civil no escrita dentro de la
sociedad europea en la década del ´20 y del ´30.
Párrafos del libro
… por treinta noches dormí con una pequeña valija a
mi lado, listo para ir a prisión en cualquier momento. Algunas veces soñaba que
escuchaba el agudo timbre de la puerta, pero cuando me despertaba era la sirena
anti-aérea por lo que volvía a dormir. Y de acuerdo a la vieja regla mientras
más te preparas más te toma por sorpresa. Vinieron por mí una mañana de
octubre.
Durante el primer mes de la guerra, todavía en
libertad, pude ver a París convertirse en gris. No la gente, la ciudad. Cómo si
una mórbida enfermedad la hubiera atacado desde sus raíces en el valle del
Sena. El pavimento en sus calles había perdido su magia.
Siempre se la había tomado por sus amantes como una
persona viva, no metafóricamente sino como una realidad psicológica. Ahora
sentían que el amado se había vuelto frío en sus brazos. Vieron la vida escapar
de ella y caminaban desesperados por sus avenidas ahora hostiles, como tumbas.
La gente de París podía pelear en las barricadas
construidas con los bloques de las calles, colchones y jaulas como en los
heroicos días de 1848, como en los días de la Comuna, o en los días de Sacco y
Vanzetti. ¿No había sido el Marne, con la loca improvisación de los taxis yendo
a los campos de batalla, una especie de improvisada barricada? Si la heroica
locura se hacía carne, la gente de París no podría vivir de ratas asadas y
cargar contra el enemigo solo con sus uñas y morderles las narices.
El 6 de setiembre, el tercer día de la guerra,
Gallus, el famoso editorialista, escribió en el frente del Intransigente:
“Quienquiera que pretenda que estamos en esta guerra
por la democracia, la libertad, o cualquier otra ideología, es un peligroso
mentiroso. Estoy harto de escuchar esta estupidez. Francia pelea por ella
misma, para defenderse. Todo lo demás es basura.”
Después del Paris-Soir el Intransigente era el
diario de mayor circulación. Era el favorito de los pequeños empleados,
mecanógrafas y trabajadores de oficina. Cientos de miles lo leían en el subte
camino a casa. La censura, que cortaba todo de cualquier color político, incluidos
pasajes de discursos de políticos británicos y dichos del Manchester Guardian y
del Daily Herald, dejaban a éste y a otros similarmente envenenados, circular
sin problemas.
Después de esto ¿qué idea tenía el hombre común de
la guerra? Si se hubiera mostrado lo que el hombre pensaba de la guerra se
hubiera establecido que Francia habría perdido la guerra moralmente mucho antes
que el colapso militar.
Tomemos tres especímenes que son típicos de la
sociedad francesa.
El primero de ellos es Henri de Vautrange, vendedor
de autos de 32 años. Su padre había sido funcionario del ministerio de
finanzas, retirado, con 35 años de servicio, con una pensión de hambre. Francia
estaba en decadencia gracias al Frente Popular, a los políticos corruptos, los
Freemansons y los judíos. La internacional socialista, y la comunista
conspiraban contra los hombres de buena voluntad. La única salvación para
Francia era un régimen autoritario, como el de Hitler, que limpiara el establo,
como Hitler había hecho en Alemania. Hitler podía ser un poco pomposo pero
indudablemente había logrado milagros con su gente. Francia necesitaba un
Hitler. Por esto es que el Frente Popular arrastraba a Francia a la guerra.
Pero la izquierda no solo alentaba la guerra sino
que habían desarmado a Francia. Habían votado en contra de los créditos
militares. Sus huelgas de 1936 habían llevado al país al borde de la anarquía y
desorganizado la producción guerrera. Pierre Cot había vendido cientos de
aviones de combate franceses a los rojos en España. Por otro lado miren lo que
Hitler había hecho en su país. Nada de diputados, ni partidos ni corrupción.
Todos tenían que trabajar y todos estaban en su lugar: aquellos que tenían
cerebro manejaban y los otros trabajaban. Y si a alguno de los caballeros rojos
no le gustaba, bueno, allí estaban los campos de concentración…Pierre Cot
Estaba sentado en la tina cuando el timbre sonó un 2 de octubre de 1939. Pensé que era el cartero por lo que grité que espere. Del otro lado respondieron: “Es la policía. Apúrese.” La idea de que vendrían por mí en la noche estaba tan fija en mí que pensé que sería por alguna ofensa menor. Me envolví en una toalla y me dirigí, descalzo, a atender la puerta. Cuando quité el cerrojo, la empujaron con fuerza y vi a dos oficiales.
— ¿Tiene armas?
Pero viendo mi desnudez la pregunta pareció demás y
se dirigieron al comedor. Después de una rápida inspección se dieron cuenta que
no era un departamento proletario y de acuerdo a la costumbre policial francesa
se volvieron más amables.
—Me temo que tiene que venir con nosotros a la
estación —dijo el menos musculoso. Tenía el pelo corto, pecas, y su nombre,
como me enteré después, era Pétetin, Ferdinand.
—Es solo para identificación.
— ¿Puedo cambiarme en el baño?
—Seguro —contestó Pétetin, sentándose y mirando una
botella de brandi en el armario.
—Supongo que no tiene armas ni literatura
subversiva, por lo que podemos ahorrarnos el trabajo de inspeccionar.
—Como guste. Siéntase en casa. Este es brandi que
compro en Mme. Denise en la calle Vaugirard. Es barato pero tiene cincuenta
grados.
—Raramente bebo tan temprano —dijo Pétetin, mientras
le servía a él y a su compañero, y me servía a mí.
Mientras terminaba de cambiarme en el baño apareció
G., que vivía en el piso de arriba, como si hubiera olido el peligro.
— ¿Quién es ella? —preguntó Pétetin, volviéndose
profesional de nuevo.
—La señorita G. es ciudadana británica. Su padre es
diplomático.
—How do you do? —dijo Pétetin, saludando en inglés,
rojo de orgullo.
—Mi nombre es Monsiur Pétetin. Siento tener que
llevarme al señor pero estoy seguro que volverá pronto. Será mejor que lleve
una frazada, puede tomar algunos días.
G. se puso blanca. Miró al señor Pétetin con tan
evidente disgustó que le serví un brandi. Me serví otro que me ayudó a
conservar la compostura. Bajamos. En la calle propuse tomar un taxi y G.
apareció corriendo con algo de pan y salchichas. Todavía vestía su bata y
seguía pálida.
—Ves que buena es la policía francesa —le dije en
inglés. Todo este parloteo sobre la brutalidad policíaca.
Como no pasaban taxis el señor Pétetin insistió en
que camináramos a la estación. Quería evitar una escena… (Capítulo IX, y I,
Agony, Purgatory, Scum
of the Earth.)
Vocabulario
Scum: a very bad or
immoral person or group of people:
People who organize dog fights are scum in my opinion!
His boss treats him like scum (=
very badly).
The scum of the earth:
the worst type of people that can be imagined:
These men are the scum of the earth.
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