jueves, 10 de noviembre de 2022

Tropic of Cancer

Tropic of Cancer es una novela de Henry Miller, que ha sido descripta como la responsable por la libertad de expresión que ahora damos por sentada en la literatura. Fue publicada en 1934 en París, pero prohibida en los Estados Unidos.

Más abajo tenemos un resumen, los temas que toca, y un video muy interesante del autor, Henry Miller, hablando sobre Nueva York. También unos párrafos donde el autor recuerda París, la París de principios del siglo 20; con sus putas, su miseria y las plazas y parques famosos.

 

Resumen

Tiene lugar en París durante la década del 20 y comienzo del 30. Se centra en la vida de Miller como escritor que trata de sobrevivir con su trabajo.

Miller dijo:

“Mi idea ha sido la de presentar la resurrección de las emociones, describir la conducta del ser humano en la estratosfera de las ideas…”

Combinando la autobiografía y la ficción algunos capítulos siguen una especie de narrativa y refiere a algunos de los amigos de Miller, colegas y lugares de trabajo, otros se escriben como reflexiones de stream-of-consciousness. La novela se escribe en primera persona y no tiene una organización linear, más bien fluctúa frecuentemente entre el presente y el pasado.

 

Temas

El libro funciona como una meditación de la condición humana. Como un pobre escritor Miller describe su experiencia viviendo con bohemios en París, donde sufre intermitentemente de hambre, falta de vivienda, miseria, soledad, y desaliento por la reciente separación de su esposa.

Hay varios pasajes que describen explícitamente los encuentros sexuales del narrador.

La música y la danza son otros temas recurrentes. La música es usada como un signo de la declinante vitalidad que Miller rechaza. Referencias a la danza incluyen la comparación de un personaje a la danza de la muerte y un llamado al lector a unirse a una “ultima danza, aunque estemos condenados”.

 

Párrafos

… con una botella entre las piernas y el sol asomando por la ventana recuerdo aquellos miserables días cuando llegué a París. Un pobre hombre que recorría asombrado las calles como un fantasma. Todo vuelve como un fantasma: el toilette que no funcionaba, el príncipe que lustró mis zapatos, el Cinema Splendide donde dormí sobre el saco de una persona, las ventanas de los bares, el sentimiento de sofocación, las gordas cucarachas, la bebida y la juerga en ocasiones, Rose Cannaque y Nápoles muriendo.

Bailando en las calles con el estómago vacío y de vez en cuando llamando a gente extraña, Madame Delorme. ¿Cómo llegué allí, no me lo puedo imaginar? Pasé al mayordomo, al ama de llaves con su delantal; entré al palacio con mis pantalones de corderoy. Todavía puedo recordar a Madame Delorme sentada en esa habitación dorada con sus peces, el globo terráqueo y sus libros hermosamente forrados. Aún puedo sentir su pesada mano dándome miedo con su aire de lesbiana.

Más confortable en el Gare St. Lazare con el guiso, las putas en los zaguanes, botellas de seltzer en cada mesa, y una gruesa corriente de semen corriendo en las alcantarillas.

Gare Saint Lazare, Claude Monet, 1877
Gare Saint Lazare, Monet

Nada mejor que ser empujado entre las cinco y las siete por esa masa de gente, seguir una pierna o un busto, moverse con la corriente y todo dando vueltas en tu cerebro. Una rara especie de contención en esos días.

Sin citas, sin invitaciones para cenar, sin programas y sin nada que comer. Un período de oro, cuando no tenía un solo amigo. Cada mañana la temida caminata a American Express y cada mañana la inevitable respuesta del cajero.

Corriendo aquí y allá, recogiendo flores, algunas veces furtivamente. Sentarse en un banco y caminar por Jardín des Tuleries y excitarme con las estatuas. O caminar por el Sena en la noche, vagando, y volverse loco con la belleza, los encorvados árboles y las imágenes rotas en el agua. El correr del agua bajo los puentes, las mujeres durmiendo en los umbrales, durmiendo sobre los diarios, durmiendo en medio de la lluvia.

En todos lados los elegantes porches de las catedrales y los mendigos y los piojos y los viejos abrazos llenos de la danza de San Vito.

Los carros apilados como barriles de vino en los pasajes. El olor a cerezas en los mercados y la vieja iglesia rodeada de vegetales y luces arqueadas celestes.

Las alcantarillas resbalosas con basura y las mujeres en satén caminando a través de la mugre y el vómito.

Place Str. Sulpice, desolado, donde hacia la medianoche llega una mujer, con el viejo paraguas y el velo. Cada noche ella duerme allí en una banca bajo el rotoso paraguas. Llena de huesos, el vestido despintado y el olor a viejo alrededor.

En la mañana me siento allí a tomar una siesta y a maldecir a las palomas reuniéndose por las migas en todas partes. St. Sulpice!...

Y fue en la Rue Bonaparte hace un año que Mona y yo caminábamos cada noche. Sin tener mucho sentido de St. Sulpice o de París.

Harto de caras, cansado de las catedrales y plazas. Tomando un libro del cuarto rojo. Cansado de estar sentado, cansado del papel rojo, cansado de ver tanta gente murmurar cualquier cosa.

El cuarto rojo abierto todo el día, sus vestidos tirados en todas partes. El cuarto rojo con mis zapatos. Nunca toqué los manuscritos.

¡París! El Café Select, el Dome, el Mercado de Pulgas, American Express. !París!…

En aquel París del 28 solo recuerdo una noche, la noche antes de partir hacia norteamerica. Una noche rara, con Borowski algo enojado conmigo porque estoy bailando con todas las putas del lugar. ¡Pero nos vamos en la mañana! Eso es lo que le digo a todas. ¡Nos vamos en la mañana! Es lo que le digo a la rubia con ojos de ágata, mientras ella se masajea con mis manos.

En el baño me paro con una tremenda exxxión. Parece liviana y pesada a la vez. Y mientras estoy allí dos chicas vienen hacia mí. Las saludo cordialmente, pxxe en mano. Me hacen ojito y pasan de largo. En el vestíbulo veo a una de ellas esperando por su amiga.

La música está sonando y tal vez Mona venga por mí o tal vez Borowski pero estoy mejor con ella. Nos movemos al gabinete y trato de penetrarla pero no resulta, por lo que nos sentamos y tratamos de hacerlo allí, pero tampoco resulta... (p.18, traducción y adaptación propias: Tropic of Cancer.)

 

New York by Henry Miller

Henry Miller habla sobre Nueva York, la ciudad donde nació y vivió. Habla sobre la pobreza y cómo sobrevivió a ella. Más que interesante.

“… Nueva York, el lugar donde nací. El lugar donde no tuve más que hambre, humillación, desesperación, frustración, nada más que miseria…”


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… se publicó en 1988 y fue considerado blasfemo por extremistas islámicos. La novela le ganó el… Los Versos Satánicos, Mahoma

… ya que la organización fue demasiado débil como para prevenir la Segunda Guerra Mundial, lo que al final de sus días aumentó su lado pesimista… ¡Se los dije!

 

Fuentes

Tropic of Cancer, Wikipedia

Henry Miller

 

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