jueves, 9 de febrero de 2023

Shōgun

Shōgun es una novela de 1975 de James Clavell.

Comenzando en el Japón feudal en el año 1.600 Shōgun cuenta el ascenso del daimyo Toranaga, a través de los ojos del marinero inglés Blackthorne.

Los holandeses, al igual que los ingleses, supieron construir un imperio global, con colonias alrededor del mundo, y ataque a territorios españoles y portugueses. De allí el encono del padre Sebastio contra Blackthorne.

Más abajo ponemos unos párrafos de Shōgun.

 

Argumento

Blackthorne, un piloto inglés al servicio del barco holandés Erasmus, es el primer inglés en llegar a Japón. Inglaterra y Holanda tratan de romper las relaciones portuguesas con Japón y establecer sus propias alianzas.

Después de que el Erasmus es llevado a las costas japonesas Blackthorne y otros sobrevivientes son tomados prisioneros por los samuráis.

Samurai of the Satsuma Clan, during the Boshin War period
Samurais en el siglo 19

Párrafos

… Entonces vio al hombre acercarse y el miedo subió desde sus testículos. El cura era obviamente portugués o español y aunque su túnica era naranja, no había duda respecto de su rosario y crucifijo en su cinturón o la fría hostilidad en su cara. Su túnica estaba manchada y sus botas llenas de barro. Miraba al puerto, al Erasmus, y Blackthorne supo que la reconocería como holandesa o inglesa, nueva para la mayoría de los mares, más delgada y más rápida. Una nave mercante armada, mejorada de la de los ingleses. Con el cura estaban diez nativos, de cabellos y ojos negros. Uno vestía como él excepto que tenía chinelas. Los otros usaban túnicas de diversos colores o pantalones anchos pero ninguno estaba armado.

Blackthorne quiso correr pero sabía que no tenía la fuerza y que no había donde esconderse. Su estatura y tamaño y el color de sus ojos lo hacían un extraño en este mundo. Puso su espalda contra la pared.

— ¿Quién eres? —preguntó el cura en portugués.

Era un hombre robusto, obscuro, bien alimentado. En sus veinte, con una larga barba.

— ¿Quién eres tú? —respondió Blackthorne.

—Ese es un corsario holandés. Eres un holandés herético. Ustedes son piratas. ¡Qué Dios se apiade de tu alma!

—No somos piratas. Somos mercantes pacíficos, excepto con nuestros enemigos. Soy piloto de ese barco. ¿Quién eres tú?

—Soy el padre Sebastio. ¿Cómo llegaste aquí?

—Fuimos forzados aquí por el viento. ¿Qué es esto? ¿Es Japón?

— Sí, Japón —dijo el cura impaciente.

Se volvió a uno de los hombres, más viejo que el resto, pequeño y delgado con brazos fuertes y manos callosas. Parte de su cabeza estaba afeitada y su pelo recogido en una fina cola tan gris como sus cejas. El cura habló con él en japonés, señalando hacia Blackthorne. Todos se veían sorprendidos y uno de ellos se persignó.

—Los holandeses son heréticos, rebeldes y piratas. ¿Cómo te llamas?

— ¿Es este un asentamiento portugués?

Los ojos del cura se vieron duros y llenos de sangre.

—El cacique dice que ha hablado a las autoridades acerca de ti. Tus pecados te han atrapado. ¿Dónde está el resto de tu tripulación?

—Nos desviaron los vientos. Solo necesitamos comida y agua y tiempo para reparar nuestro barco. Entonces nos iremos. Podemos pagar…

— ¿Dónde está el resto?

—No lo sé. A bordo. Supongo que a bordo.

De nuevo el cura cuestionó al cacique, quién contestó e hizo señas hacia el otro lado de la villa, explicando en detalle.

El cura se volvió a Blackthorne.

—Ellos crucifican a los criminales aquí, piloto. Vas a morir. El daimyo está viniendo con sus samuráis. Que Dios se apiade de tu alma.

— ¿Qué es un daimyo?

—Un señor feudal. Él es dueño de toda la provincia. ¿Cómo llegaste aquí?

— ¿Y samuráis?

—Guerreros, soldados, miembros de la casta guerrera —dijo el cura con creciente irritación.

— ¿De dónde vienes y quién eres?

—No reconozco tu acento —dijo Blackthorne para sacarlo de balance —. ¿Eres español?

—Soy portugués —el cura respondió enojado —. Ya te dije. Soy el padre Sebastio de Portugal. ¿Dónde aprendiste tan bien el portugués?

—Pero Portugal y España son el mismo país ahora —dijo Blackthorne burlándose —. Tienen el mismo rey.

—Somos países separados. Somos gente diferente. Y ha sido así siempre. Tenemos nuestra propia bandera. Nuestras colonias son diferentes. El rey Felipe robó mi país. El padre trató de controlar su temperamento, sus dedos temblaban. Tomó mi país por la fuerza de las armas hace veinte años. Sus soldados y ese tirano del duque de Alva, ellos destrozaron a nuestro rey.… (Shōgun, James Clavell)

 

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Fuentes

Shōgun, Wikipedia

 

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