sábado, 24 de septiembre de 2022

Selena Cross

A continuación unos párrafos de Peyton Place, la famosa novela de Grace Metalious. Selena visita al doctor Swain. Está preocupada: cree que está embarazada y solo tiene 14 años. Su papá, padrastro en realidad, sería el padre de la criatura por nacer.

Los temas en si son fuertes (la violación por parte del padrastro o el aborto) pero lo mejor es hablarlo, para que la gente se entere de las cosas y sepa que hay formas de pedir ayuda.

El caso de Agustina, que aparece más abajo, viene de la vida real y pasa en Argentina. No es ficción. Un padrastro violaba a su hijastra, contando con la complicidad de la madre. Cuando la víctima pide ayuda la abuela le dice que “manchó el apellido de la familia.”

Hope Lange caracterizó a Selena Cross en el film de 1957 Peyton Place, siendo nominada para el premio Golden Globe por su actuación.

 

¿Quién era Selena?

Selena era hija de Nellie y Curtis Chamberlain, pero éste muere y Nellie se casa con Lucas Cross. La pareja tiene un hijo, Joey, y Selena, su hermanastra, siempre lo protege.

Selena se convierte en amiga de Allison. Caminan juntas por el bosque y charlan sobre la vida. Sin embargo Selena guarda un secreto terrible: Lucas, su padrastro, abusa sexualmente de ella.

El doctor Swain confirma su sospecha, Selena está embarazada.

Lucas confiesa que viola a Selena desde los catorce años. El doctor lo obliga a abandonar el pueblo.

Selena tiene un buen desempeño como encargada del negocio de Constance, madre de Allison.

Lucas vuelve al pueblo e intenta abusar de Selena de nuevo. Esta se defiende y lo mata. Con la ayuda de Joey esconden el cuerpo en el corral de ovejas.

Al conocerse la noticia es llevada a juicio. El doctor Swain declara lo que sabe y se decide perdonar a Selena.

 

Hope Lange

Párrafos de Peyton Place: (Tiempo de lectura: 6 minutos)

… Selena apuró su paso por la vereda de loza, húmeda ahora con el rocío de dos aspersores de jardín que hacían perezosos círculos y llevaban a los escalones del frente entre dos de los pilares de la casa del doctor de estilo sureño. Matthew Swain atendió el urgente timbre.

—Por Dios, Selena —dijo mirando su palidez—. Entra, el calor está que mata.

Pero dentro, en el amplio, fresco hall, los dientes de Selena empezaron a chirriar y el doctor la observó con cuidado.

—Ven al consultorio —dijo.

Un colega una vez había dicho que el consultorio de Matt Swain parecía menos consultorio que cualquier otro. Era cierto, porque el doctor había usado parte de lo que una vez había sido una sala para su lugar de negocio. La mitad de la sala estaba cerrada con puertas plegadizas y del otro lado Matthew Swain tenía sus consultorios. Los pisos en la oficina y el consultorio eran los mismos pisos de madera que habían sido puestos cuando la casa se construyó y junto con el desorden del doctor los pisos eran la mayor fuente de quejas de Isobel Crosby.

—Es suficiente —Isobel había dicho —que el doctor permita todo tipo de personas en la casa cuando bien podría alquilar un consultorio en el centro, pero ¡pisos de madera! Imagínese. Los pisos de madera no se pueden limpiar con un trapeador húmedo.

Selena Cross se sentó cuidadosamente en la recta silla cerca del escritorio del doctor.

—Relájate Selena —dijo el doctor —. No importa lo que sea, te sentirás mejor contándomelo.

—Estoy embarazada —dijo Selena e inmediatamente se mordió el labio. No había querido decirlo de esa forma.

— ¿Qué te hace pensar eso? —preguntó el doctor.

—Dos meses y medio sin período me hace pensar eso —dijo Selena y esta vez ella dobló sus manos porque tampoco había querido decirlo así.

—Ven a la otra habitación —dijo el doctor Swain —. Veamos qué podemos hacer.

Sus manos estaban frían en comparación con la caliente piel de la chica y una vez más su mente se puso en modo ruego.

—Ayúdeme doctor. Tiene que ayudarme.

— ¿De quién es? —preguntó cuándo volvieron a la oficina.

Ahora vino la peor parte, la parte que había ensayado tan cuidadosamente en su mente de manera que podía decirla en una forma en que no antagonizara al doctor.

—No puedo decirlo —dijo Selena.

—Tonterías —rugió el doctor y ella se dio cuenta que había fallado —. ¿Qué es esta estupidez? No eres la primera mujer que tiene que casarse, por lo menos no en este pueblo. Dime de quién es y no más tonterías. ¿Del joven Carter?

—No —dijo Selena y cuando inclinó su cabeza su negro pelo se movió lentamente a cada lado de su rostro.

—No me mientas —gritó el doctor Swain —. He visto la forma en que ese muchacho te mira.

—No estoy mintiendo —dijo la chica perdiendo el control y comenzando a gritarle —. No le estoy mintiendo. Si fuera de Ted seria la chica más feliz del mundo. ¡Pero no es de él! Doctor, ayúdeme —su voz se convirtió en un murmullo —. Doctor, una vez me dijo que si alguna vez lo necesitaba que viniera y usted me ayudaría. Bueno, aquí estoy ahora, doctor, y necesito su ayuda. ¡Tiene que ayudarme!

— ¿Qué quieres decir con ayudar, Selena? —preguntó, su voz casi tan suave como la de ella —. ¿Cómo puedo ayudar?

—Deme algo —dijo ella —. Algo para librarme de él.

—No hay nada que te pueda dar, Selena, que te ayudaría ahora. Dime quién es el responsable. Tal vez podría ayudarte de esa forma. Podrías casarte solo hasta que el bebé nazca.

Los labios de Selena se apretaron.

—Él ya está casado —dijo.

—Selena —dijo el doctor Swain tan gentilmente como pudo —. Selena, no hay nada que pueda darte en este punto que pueda hacerte perder el bebé. La única cosa ahora es el aborto, y eso es en contra de la ley. He hecho muchas cosas en mi vida, Selena, pero nunca he roto la ley.

—Selena —dijo él, inclinándose y tomando sus frías manos —. Dime quién es este hombre y veré que se lo haga responsable. Él tendrá que hacerse cargo y proveer al bebé. Podría hacerlo sin que nadie se entere. Podrías irte por un tiempo, hasta después que nazca el bebé. El que haya hecho esto tendrá que pagarlo, y por tu internación, y por ti hasta que puedas volver a levantarte. Solo dime quién es, Selena, y haré lo que sea para ayudarte.

—Es mi padre —dijo Selena Cross.

Ella levantó su cabeza y miró a Matthew Swain directo a los ojos.

—Mi padrastro —dijo y quitó sus manos. Ella cayó al piso de madera y golpeó sus puños contra él —. Es Lucas —gritó —. Es Lucas. Es Lucas… (Capítulo 3. Libro 2, Peyton Place)

 

Artículos relacionados

Tenía solo doce años y sentía que no pertenecía a ese lugar… Allison

… e incluso el hecho de que la autora bebiera tanto es otro indicio de que algo la torturaba por dentro... Peyton Place

… a pesar de haber apoyado a la Rusia comunista, después fue crítico de la dictadura estalinista… Presentación

 

Historia de la vida

A los 28 años cuenta, entre lágrimas, que pasó de la violencia de su madre a los abusos sexuales de su padrastro… La historia de horror de Agustina Klundt

 

Fuentes

Peyton Place, Fadedpage

 

Si te gustó esto compartílo con tus amigos

 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario